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sábado, 31 de enero de 2009

El alquimista 5

No fue fácil asistir a la interpretación pormenorizada de la búsqueda y de la eliminación de posibles lugares de encuentro, de cómo se acaban las palabras que definen el nosotros y se convierten en un simple yo, una transformación no solo semántica , también física con la disminución de autoestima y aumento del sentimiento de culpabilidad, como si solo él hubiera sido el culpable del cataclismo de su quiebra emocional.
Quedamos en vernos sobre las nueve en el alquimista, supongo que con la esperanza de que todo siguiera igual, que todo hubiera sido un mal sueño, pero no, la primera impresión que delataba su imagen no era precisamente alentadora. Después de un saludo convencional y de algunos monosílabos como respuesta, fui descubriendo con la ayuda de la cerveza , que consumíamos a velocidad de vértigo, el porqué de algunos cosas.
Alma acudía como siempre, desde que él trabajaba de camarero en aquel bar de barrio periférico, a tomar su desayuno sobre las once de la mañana, una hora no muy temprana para un desayuno, pero si para no pasar inadvertida por la poca presencia de personal en el local, repleto horas antes de funcionarios medios, repartidores varios, y madres de mediana edad de regreso de una escuela, ahora repleta de vida y voces. Según Ernesto la primera vez que miró mas de tres segundos a Alma supo que algo había,- de una persona que arroja el azúcar a su café como quien ve deslizarse su vida en cada grano-, que el estaba preparado y solo esperaba esa señal que todos soñamos ver. Y así comenzó un juego tácito y consentido de miradas, de palabras, de un avanzar constante y minucioso hacia un mundo independiente de dos, hasta que no hubo disimulo ni espera y necesitaron un universo que inventar y un lenguaje que construir. No hubo mas, de ahí salieron los dos hacia un lugar nuevo, a por una oportunidad debida sin promesas . Ahí comenzó el paraíso.
Y mientras oía su voz, sentía envidia de su coraje, del valor de abrir una puerta sin miedo a conocer la estancia, envidia del miedo a perder, a necesitar , a querer ser parte de, a jugártela.
A partir de ahí ya solo recuerdo imágenes, sonidos, verme abrazado a Ernesto y gritar, y cantar y saltar sintiéndonos amigos, como siempre, amigos como nunca .

miércoles, 28 de enero de 2009

Cincomilcuatrocientasveces 4

No es un tick, ni tan siquiera una manía, ni la respuesta a un jeroglífico incomprensible, es simplemente un latiguillo, una respuesta, una forma de hablar, incomprensible a veces, es cierto, pero es la jodida forma de pasar de un tema, de un objeto, de un libro, de una película, de un grupo, la ignorancia total hacia él -Cincomilcuatrocientasveces-.
-¿Entonces que pensais hacer?-
-Pues realmente no lo sé, igual esperamos a septiembre y giramos al norte, se está agotando la despensa-. La verdad que nunca supe de donde, incluso imaginaba que serian una especie de suministradores lisérgicos, camellos de felicidad impostada, suministradores de risa fácil pero no, la verdad era tan simple que resultaba triste incluso, desechar cualquier teoría arriesgada y aventurera. Mi amigo Ernesto era solo un camarero de un bar que un buen día dijo hasta aquí, y que solo necesitó una excusa para salir por pies de la monotonía de una vida estancada, de un presente vacío, de un futuro triste de viuda joven, y llegó porque a veces la vida nos pone delante de los ojos las soluciones que buscamos en cada segundo de nuestra existencia, y al fin ves y oyes, dejas las inseguridades y te conviertes en el centro del mundo y todo gira a tu alrededor. Eso fue Alma para Ernesto.
Pero nunca llegaron a septiembre.
-!!Vaya cara tío, cualquiera diría que has visto a Elvis pero bailando una canción de Arjona¡¡
- Cualquier día te tragas la llave del doce, pringao-
_Seeeeeeeeee vale, que no soy adivino y veo que vienes calentito, pero si he de ponerte más aún lo dices eh,-. Y riéndome a boca llena como un bobo adolescente, empecé a sentir la sensación de que cuando se mete la pata hasta el mismísimo fondo, el infierno puede llegar a ser un lugar idóneo para unas vacaciones de verano y perderte hasta que llegue el otoño-.¿Que pasa?.-
-.No está-. - ¿Quién no está?-.
- ¿Te llegó la grasa al cerebro y bloqueaste los cables?,¿tu quién crees?-
No. No quiero, me niego a ser yo el que lo diga, aunque lleve esperando a que suceda esta escena, tranquilo, respira, interpreta bien tu papel. -Ni idea, !!como no sueltes por esa boca¡¡-
-Alma no está, se acabó, finito-
Y sí, lo sabía, un susurro, un delgado hilo de voz casi imperceptible, tras la puerta del baño, el alquimista, el querer saber, las malditas ganas de querer saber y oír, y escuchar un lo siento, un fué un error y un como crees, claro que te hecho de menos y salir a prisa y nervioso. Y silenciar cincomilcuatrocientasveces cuando no tuve que hacerlo.
Cincomilcuatrocientasveces que no era asunto mío..
Cincomilcuatrocientasveces que miré hacia otra parte
Cincomilcuatrocientasveces que arrojé tu amistad a la basura, veo el dolor que provocan otros, y no quisimos advertirte los demás.

domingo, 25 de enero de 2009

YO 3

No quiero que sepan mi nombre por que los protagonistas de esta historia, que cuento por casualidad, nada tienen que ver conmigo. De mí les diré, que soy ese tanto por ciento suelto del sistema que nunca llegó a situarse ni a encajar en ninguna parte, carne de cañón vulgar, agarrada in extremis al mundo por un hilo invisible que en mi caso se llama Ángel; coincidencias de la vida y su vulgaridad, dueño del taller donde trabajo y por qué no decirlo, donde paso el setenta por ciento de mi vida.

El resto de mi tiempo lo suelo pasar entre mi casa, una habitación alquilada por 200 euros, leonera sucia y picadero ocasional de parejas que me sueltan 30 por media hora, y el Alquimista , garito y antro por excelencia y mi verdadero hogar ,donde conocí a Ernesto, el único al que he considerado mi amigo en esta cutre y mustia ciudad. Aún recuerdo la primera vez que lo vi. Regordete, no mas de uno setenta, pelo grasiento moreno peinado a la izquierda dejando caer un flequillo que casi le tapaba su ojo y que el procuraba mostrar al mundo, con unos soplidos fuertes, acompañados de un movimiento de cabeza como una coreografía ensayada. Ernesto siempre tenia en su mano un tercio de cerveza y movía su flequillo normalmente con los campases de la música pero no cualquier tipo de ritmo. Se movía con los Clash, interrumpía sus movimientos cuando sonaban New order, Depeche mode o grupos a los que el nombraba los maquinitas y volvía de nuevo a la carga con Blur, Rollings o incluso U2, al que no le ponía ningún reparo. Acompañado siempre por su inseparable Alma, su chica, su vida, su todo. Siento decir que de entrada aquello no me cuadraba, aquella chica , aquel rostro, aquella forma de hablar, algo había que se escapaba , seria mi fallida intuición, pero no pegaban ni con cola, y no por que ella fuera una chica de bandera de las que te dejan dolor en el cuello de subir de sus pies a su cabeza de golpe, sino por todo lo contrario, por ese aura de tristeza, problemas y mal rollo que presentíamos algunos y que el tiempo como iré comentando en lo sucesivo en estas lineas, no tardó en confirmarnos.

jueves, 22 de enero de 2009

ALMA 2

Mi verdadero nombre es María. María desapareció, ni la sombra de la que soy tiene un vago recuerdo de la persona que antes fuí. No soy de ese tipo de gente que mira hacia atrás con sensación de perdida, ni me arrepiento en absoluto de los pasos torpes y oscuros de mi pasado, por que configuran mi persona y esa Alma que soy ahora.
He conocido a todo tipo de hombres, me he enamorado y he odiado a los seres mas mezquinos e incluso adorables del mundo, pero ha nadie le debo tanto como a Ernesto, nadie me dio tanto por nada, nadie me trato como lo que soy. Alguien, simplemente alguien.
El hecho de continuar esta aventura, mi vida esta repleta de ellas, no condiciona en ningún momento mi futuro y si mi presente.
Ahora soy Alma, cualquier parecido del ayer en mí, es pura coincidencia, aunque me separen dos semanas de María y sobre todo, un hombre en cada una de ellas.