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domingo, 23 de enero de 2011

Clint Eastwood

A M. le sorprende mi pose de boxeador sonado cuando pregunta por ti. Extraña mi calma falsa, esa postura de rey destronado justo antes de esa coronación imposible y utópica. Me pregunta por mi afición a los agujeros negros, a mi admiración por ti, al deseo por alguien que seguramente encuentre en cada parada del 8.

Me insinúa, perdiendo la mirada en un guiri de paso por Bib-Rambla, que tamizar el deseo en amistad, es una mala jugada de tahúr retirado.
Pero M. no entiende de barcos en este mar de silencios de J. Leo en la prensa local que aumentan las operaciones de pecho en este tiempo de crisis y sonrío. No, el volumen no es directamente proporcional al afecto, sugiero y a M. que lleva un rato jugando al escondite con un trozo de pan y una paloma, le asalta una risa impostada.
Las Calles repletas de rebajas y amistades de saldo.
Recuerdo las vivencias desveladas, las cuitas familiares al otro lado de un mar inmenso.
M. mira mi CD. de Soda Estéreo como quién ve una lagartija en una paella. Negué más de tres veces la banda. J, no reiría mis gracias.
Para ser jueves de rebajas, no hay demasiada gente por el centro, comenta M. sorprendida, entre tanto espacio común y libre. Hay un Zara en cada esquina y una imagen de J. en cada escaparate. Una chapa de Clint Eastwood en la solapa de la chupa de M. sonríe irónicamente al mundo. A mi, me hubiera gustado impostar esa pose. Me hubiera gustado ser su Clint Eastwood. Al menos un ratico.

Me despido de M. y busco la imagen de J. en cada cara, en cada torso que me cruzo por Reyes Católicos mientras doy la ultima calada al cigarro de Clint que no rechacé, a sabiendas que no fumo.

Alégrame el día…………. le recuerdo con su media sonrisa.

miércoles, 19 de enero de 2011

A J.

A J. le resbalan entre sus dedos las últimas gotas de mi vida en su mundo y no parece percibir el final que tanto desea y que tanto calla. Me encantan los finales tristes, los finales de pie de estación y lágrima fácil, de andén y despedida, de ausencia sentida en un futuro gris y lluvioso. Lo peor del afecto disparado a ráfagas, es esperar una mínima reciprocidad, los silencios y la espera permisiva de unas palabras que nunca llegan, como un cuchillo frío en un costado doloroso.

En Gran Vía, donde las luces se confunden con los sentimientos de un domingo soleado, parpadeo la absurda temeridad de acabar de un golpe fuerte y seco. Pero me falta deseo y sobre todo cojones. Buscar tu silueta en una mar de personas ajenas me esta convirtiendo en campeón del mundo en la modalidad del no encuentro. No se, si esperar que este azucarillo se disuelva lentamente en este charco de lluvia o seguir con la pantomima enviando preguntas a ninguna parte.
Un fundido en negro sobre una ciudad triste estaría bien como despedida. Quizá un curso por correspondencia aceleraría el proceso. Ya ves, aún no tengo el valor pero si la voluntad de decir basta.
Siento no haber fabricado un final feliz J.
Lo siento. De veras.

miércoles, 12 de enero de 2011

A GOLPE DE TOS

Lo peor de una débil gripe
prepotente y okupa,
no son los mocos dañinos y arrogantes
instalados a pensión completa.
Lo que mas duele es el agua,
el paracetamol y los gritos de los niños en la calle
exiliados y felices,
en su mundo porculero y fugaz.