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viernes, 30 de abril de 2010

Aviones


Desde aquí, desde este hueco de luz
veo el cielo, cruzan las estelas de los aviones
y se mezclan antes de difuminarse
como la saliva de las parejas adolescentes.
Los miro sin interés,
con la calma del que observa crecer una planta
o ve cagar a un perro: puro accidente visual.
Reivindico un puesto en el ministerio de igualdad.
Mi ignorancia expuesta
aumenta el preciado valor de su conocimiento.
Me gustaría editar un libro de relatos,
pero sería doloso pagar tanto
por tan poco.
Hay menage a trois solitarios.
Si pudiera contar los lunares de mi espalda
siempre acabarían siendo múltiplos de dos.
Demasiados pensamientos mientras observo aviones.
Un “notas” fuma junto a un perro asesino
sentado a sus pies, mirando con ojos cansados
a los paseantes que sortean su figura.

viernes, 23 de abril de 2010

Tormenta

Me salpica tu abril de brazos largos
y afectos, prendido de alfileres
en mapas invisibles
que tus labios fabrican en mi espalda.
Mi despertador matinal sincrónico.
Los cumulonimbos,
ofrecen a las terrazas de los bares vacíos
la lluvia que únicamente tú rebosas.

sábado, 17 de abril de 2010

De la vida de Ernesto Juárez

Tenía cuatro habitaciones y dos baños con una cocina grande. Estaba amueblado de esa manera que tienen los pisos de estudiantes que parecen un catálogo de muebles de épocas pasadas. Lo encontró en esas casualidades que la vida les brinda a esos tipos despiertos, pendientes de cada palabra y cada movimiento que se produce a diez metros a su alrededor, como si todo su futuro dependiera siempre de una voz, una cara o una noticia................

domingo, 11 de abril de 2010

LIBROS


Se acerca la feria del libro y propongo un juego malicioso.
¿Qué libro no compraríamos nunca? O ¿Qué autor se nos atraganta de tal forma que no logramos terminar ningún libro suyo? O directamente ¿Qué libro no mereció el precio que pagamos por el?
Tiro la primera piedra y espero que no escondáis la mano.
Aunque lo intento jamás he logrado pasar de las veinte primeras páginas de un libro de Saramago.

Sinceridad y buena educación:
Gracias

lunes, 5 de abril de 2010

Rafael Buendía

-Deberíamos darnos un tiempo,
salir, conocer gente diferente, ¿no crees?-
- Me parece bien-, respondió Rafael con su voz casi metálica.
No soy de las personas que les gusta encasillarse con una relación-.
Al abrir la puerta, la enfermera de guardia encontró como cada mañana desde que lleva trabajando en el asilo La edad de Oro, a Rafael Buendía en la habitación de Celia Fuentes. -¿Usted no se cansa nunca verdad Rafael?
-Verdad-, comenta Rafael encogiéndose de hombres. -Me gustan tanto las mujeres…..-