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viernes, 27 de febrero de 2009

Rolando Gómez A.

-Ya se lo dije, no conozco a ningún Ricardo Martín y me llamo Rolando Gómez.
La vida de Rolando cambió de plano el día que en plena Gran Vía, dos policías de paisano le solicitaron la documentación.-Tendrá usted que acompañarnos,- le inquirió el mas pequeño, mientras el otro no dejaba de mirar hacia todas partes, como si esperara una sorpresa desde cualquier esquina. Era la primera vez que montaba en un Mil Quinientos desde que llegara del pueblo a esta ciudad triste y pacata, donde vivía su tía y donde había decidido recalar después de que el último invierno arrasara con la poca agricultura que quedaba en pie. Veía a los dos policías charlar, mientras apoyaban el codo en la ventanilla y miraban a ratos a los coches que subían y bajaban, mientras expulsaban el humo de sus cigarros a golpes, como quien intenta expulsar la rabia interior de su cuerpo de un solo golpe. Le empezaba a poner nervioso que ninguno de ellos se dirigiera a él ni tan siquiera para revelar el motivo de su visita a la comisaría del este, y solo realizaran comentarios superfluos sobre las más variopintas y estúpidas aficiones, entre las que destacaba la disección femenina, como pudo comprobar desde el primer instante que lo introdujeron en ese vehículo, maldecido mil veces después.
A Rolando lo subieron a la segunda planta, dedicada a oficinas. Era una habitación austera de unos quince metros, oscura ,con una fotografía del jefe del estado presidiendo la sala, una mesa con varios expedientes sobre ella y dos sillas, en una de ellas se encontraba él aguardando no sabía muy bien qué.
-Señor Gómez, buenas tardes, soy el subinspector García, espero no haberle hecho esperar demasiado, acabaremos pronto, puro formalismo créame.
La primera impresión que producía el subinspector García no hacia ,precisamente, tranquilizar a Rolando. Demasiado distanciamiento si se trataba de algo rutinario, lo que empezó a intranquilizarlo mientras miraba a través de los cristales opacos de la puerta, observando la silueta de sus guardaespaldas particulares, apoyados en el pasillo. García ojeaba unos folios y levantaba la vista hacia él. Se sentía insignificante y sobre todo aburrido.
-Verá; tenemos un problema con su filiación. Hemos encontrado el cadáver de un hombre en la calle Riviera y si no fuera por que le tengo a usted delante, creería a pies juntillas en la resurrección de los muertos. Si solo tuvieran asignado el mismo número de carné de identidad no acarrearía demasiados problemas, pero comparten algo mas que ocho dígitos. El hombre que hemos encontrado es exacto a usted y nos gustaría hacerle unas preguntas.
Rolando quedó atrapado en una telaraña de sentimientos extraña.
-Tengo un doble y esta muerto, muy bien. ¿Y que tiene que ver eso conmigo?. Eso es exactamente lo que estamos intentando aclarar señor Gómez, ya sabe; si tiene que salir de la ciudad comuníquelo a Hernández y a Ramírez, creo que ya se conocen.

15 comentarios:

LOLI dijo...

...y como sigue...no me dejes así

Anónimo dijo...

pobre rolando!

como siempre, tus relatos me atrapan y ya no me sueltan...

More dijo...

Qué historia tan buena! Me recordaste una que se llama "Mi difunto yo" de un autor venezolano.
Me encantó, me daréora vuelta porque porque me quedé como Lola,con ganas de leer lo que sigue.
Saludos.

A.L.Zarapico dijo...

BUENA.¿Pero tendra segunda parte nooo?

maatiesquivel dijo...

HAHAHAHA,
UN BESO (:
NOS SEGUIMOS? ME ENCANTÓ EL BLOG
ESPERO QUEEEEEEEEEE SI !

mreina dijo...

¿y que mas? vamos sigueeee

Zayi Hernández dijo...

EXCELENTE...A MI ME GUSTA DEJAR LOS RELATOS EN STAND BY PARA QUE LA GENTE SE INVENTE EL FINAL... HAY QUE VER COMO JOD!!!! JAJAJA

Simplemente YO dijo...

Hola!
primero gracias por pasar por mi blog!
segundo el final es abierto???
o lo pensas publicar mas adelante
jajaj.
beso

Mimí dijo...

Gracias por pasar, pronto te comento!

Thania dijo...

textos policiales, mis favoritos, ese es mi enfasis en mi univ, genial.

Soy mexicana instalada en Los Angeles desde hace diez años. Me encanta ser parte del club Bolaño, no le digas a David. jajja

abrazos

Anónimo dijo...

y qué paso despues?

lupanar dijo...

Me gusto: que el final haya abierto un comienzo, el tema de la paranoia del doble. A ver que saga armas con esto, tenes todas mis expectativas.
Saludos,
Lupe.

La última de la fila dijo...

Cielo!!
No me dejes pasar tanto tiempo entre relato y relato.No quiero perder el hilo y además se te extraña.

BESOS

L.U.

rOo RAMONE dijo...

qué venga lo siguinte!! :)

LiterataRoja dijo...

Muy buena historia... queremos la segunda parte!!