
Desde aquí, desde este hueco de luz
veo el cielo, cruzan las estelas de los aviones
y se mezclan antes de difuminarse
como la saliva de las parejas adolescentes.
Los miro sin interés,
con la calma del que observa crecer una planta
o ve cagar a un perro: puro accidente visual.
Reivindico un puesto en el ministerio de igualdad.
Mi ignorancia expuesta
aumenta el preciado valor de su conocimiento.
Me gustaría editar un libro de relatos,
pero sería doloso pagar tanto
por tan poco.
Hay menage a trois solitarios.
Si pudiera contar los lunares de mi espalda
siempre acabarían siendo múltiplos de dos.
Demasiados pensamientos mientras observo aviones.
Un “notas” fuma junto a un perro asesino
sentado a sus pies, mirando con ojos cansados
a los paseantes que sortean su figura.