He descubierto un local de esos indescifrables e inclasificables, donde lo mas importante no es disfrutar de la música y si toca echarle el ojo a alguien se le echa, no. Es de esos lugares donde lo importante es estar en medio, dejarse ver, venderse.
Suena una música infecta, tres mujeres en la barra bailan con un arqueo de cuerpo extraño, anodino y arrítmico, mientras algún que otro baboso escruta sus muslos casi celulíticos.
Lo mas extraño y paradójico es que hay como una pasarela de entrada plan Hollywood, con sus cadenas doradas y su moqueta roja atestada de gente en fila esperando su momento de gloria para entrar a la sala.
A mi la verdad me parecen figurantes de La tarde con Patricia o lo que es peor, el figurante
soy yo en un submundo de horteras sin escrúpulos.
Para colmo de males me clavan 10 euros por una cerveza no muy fría. Miro a mi alrededor y todo el mundo va puesto. Las caras de felicidad lo confirma. Parece como si al mirarse entre ellos, estuvieran recordando a los semejantes el lugar donde se encuentran y que los combierte en los héroes de la noche, una especie de supermanes oníricos disfrazados de sábado.
Desisto, lo mas atractivo que he visto por aquí ha sido una botella medio llena de Licor 43,
la juventud se pierde me digo, o peor aún, la juventud no se encuentra.
Al salir, me quieren colocar un sello en mi muñeca en plan matadero, por si decido volver. Ni en mi mas triste sueño, comento a un portero que no sabe ni deletrear el abecedario en mi idioma.
Al salir, al pasar por la fila repleta como de párbulos persiguiendo un sueño a las puertas de una discoteca light, un desconocido me dispara sin el mas mínimo preámbulo- muy temprano para irse a la cama corazón-. Miro al suelo meto mi mano en el bolsillo y encuentro un billete de veinte euros. En el Alquimista sabrán administrar mis penas como si se tratase de un ambulatorio emocional.
Al entrar suena Everything But The Girl, esto es otra cosa me digo, mientras hago codos para llegar a la barra y un alemán, rojo de sol del sur, como el primer pecado de un niño, me mira sonriendo.
No hay nada como estar en casa.
24 comentarios:
¿Pero a que antro de mala muerte fuiste? ains no hay nada como lo malo conocido que lo bueno por conocer.
Un saludo
Y lo que más molestó de todo, fueron los diez euros por la cerveza caliente.
Venga, te invito a cerveza clostridium.
Qué bien armado está el relato!...me sentí muy a gusto acompañándote!...como en casa! jejejej
un abrazo.
No hay nada como estar en casa.
De regreso en Los Angeles.
Pronto, pronto, seguiré compartiendo con gusto los dejos de mis aventuras.
besos con sabor a verano angelino.
Cierto. Para ir de aventuras hay que estar de muy buen humor y con ganas y predisposición a soportar todos los riesgos.
John W.
No hay nada peor que una cerveza caliente. Bueno, sí, un dolor de oídos...
Qué claustrofobia!!! Hasta el olor del antro se me pegó en todo el cuerpo!!! Y luego, qué descanso, uffff. Saludos.
La juventud cada vez va a peor...y yo sinceramente creo que cada vez los jóvenes son más cerdos, con perdón de la palabra.
Y las discotecas me recuerdan cada vez más a un prostíbulo de crías de 15 años para arriba...y no se si alguna por abajo se escapará a esos antros...
Besos.
muy buen escrito, me gusto la forma de decir algo que te paso que para otra persona solo seria una salida de m... jajja. yo por eso deje de salir, tantos niños y en como estan hoy en dia que me deprime... para eso me quedo en casa veo una buena peli o disfruto de amigos. no hay como ahorgar las penas en el confort de lo conocido, el horgar!!!. saludos.
P.D la verdad que por 10 euros cervecita caliente...un asco. jeje
Hay lugares de ocio, o negocio, que frecuentados por VIP es mejor no acercarse, nosotros, como decía mi abuelo, "somos de estar por casa" y muy orgullosos de ello.
Un saludo
Dios!! Donde has ido!!
apuntamelo para no parar nunca en ese lugar.. jajaja..
abrazos.
Como en casa en ningún sitio...
Saludos
simplemente genial!!!!las verdades se van suceiendo poco a poco una dtras de otra alo largo de todo el texto.
Me encantó!;-)
No hay nada como "sentirse" en casa.
Cuándo es eso? Quizás cuando podemos ser, sin necesidad de "parecer".
Qué bien que hayas llegado allí.
Abrazos
Que tal con el antro... yo creo que hay momentos en la vida para todo y lo importante es con quien vas y tu actitud.
O como dice la canción: bares que lugares
Llega una edad -o llegamos nosotros a tenerla, no estoy muy seguro- en la que como en el garito de toda la vida no se está en ningún sitio.
Te invito una cerveza mexicana..va? y quitamos el mal sabor de boca...
Mucha luz!
menuda birria de local, hiciste bien en irte pronto de alli!!
Me alegro que te haya gustado el relato de El Anden y mi blog. Gracias por tus palabras y tu colaboración, jeje! :D
Besos. Angie.
Qué interesante esto de andar conociendo lugares tristes, creo que es bueno saber que no hay un lugar como el conocido.
Besos
No sé quién eres... ¡Ayúdame, anda!
y el final me recordó a Cerati, "no hay nada mejor que casa".
jajaja queda claro que no te integraste. bueno, cada uno tiene estar a gusto y buscar ambiente.... si ese está en su casa. perfecto, qué mejor...
un saludo
mmmm... yo diria q nada peor q estar en casa!!!!
y peor cuando "casa" se ha vuelto ese lugar insalubre donde no nos queda de otra q vivir!!!
=/ una serie de altibajos emotivos!
te recuerdo q esos lugares de mierda llenos de mascaras abundan por doquier! asi q no te creas solo...
=)
Hoga fuñio Hogar es un libro satírico del escritor dominicano Mario Emilio Pérez que retratan las cosas que se dan "en familia"
Pero nada mejor que el hogar...
Te felicito por tu trabajo y porque ya lo habia hecho por otro, te gestione con un amigo participante un voto.
Suerte y exitos.
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