Le gustaba aparecer por los clubs latinos, su pretendida solidaridad solo escondía una gran dosis de autoestima y ostentación grosera. Así fue ganando adeptos o amistades, no hay una gran diferencia, ampliando el círculo hasta conocer a los colombianos que cambiaron el curso de la historia, o de su historia.
Ya lo veíamos de tarde en tarde. A su sombra, siempre flanqueado por sus dos amigos, como si no pudieran pasar el uno sin los otros. Se comentaba que hacían de mula para él.
Incluso con el tiempo, se rumoreaba que uno de aquellos acompañantes acabó mal cuando se le reventó una bola de cocaína en el estómago. Pero la verdad y a fuerza de ser sinceros, no podría confirmar estas aseveraciones, los momentos que coincidíamos con Ernesto solo se limitaban a cuatro frases cortas y casi con desgana.
Yo me fui separando de esa vida, poco a poco, con naturalidad. No es que estuviera harto de no hacer nada, de buscarme la vida o sacarme un dinero con poco esfuerzo. Fue un proceso natural y sin complicaciones. Pero antes de eso, tuvimos que hacerle un favor, o así nos lo vendió. Un favor de tres mil euros por barba. Una locura vista desde ahora. Un último intento de exprimir nuestra amistad........
4 comentarios:
Te descubro
Espero compartir letras y lecturas.
No sé por qué tengo la sensación que para conocer los hechos de todo personaje histórico uno no puede nunca separar vida y obra para poder tener una mayor percepción de su verdadero legado.
Gracias por compartir la vida de Ernesto Juárez, la cual desconocía.
Un abrazo.
d.b
!La polla en verso!
Una vida realmente apasionante, intensa y muy, muy interesante. Gracias por compartir. Besillos!!!
Intenso esta parte, me gusto muchísimo!
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