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martes, 20 de julio de 2010

Cero infinito II

Las 10:30 y en la cafetería de la facultad no hay ni una pista sobre el paradero de Ángel.

Carreras de jóvenes de primero, tertulias de avezados expertos en el desarrollo universitario fumando tabaco negro, seudomodernos con aire de escritores proscritos, bedeles dando la nota y algún que otro profesor con ínfulas de seductor. Un jungla variopinta de los habitantes de esta nuestra querida facultad. Pero Ángel no aparece, ni tampoco aparecen mis apuntes que tan relajadamente me ofrecí a prestar. Pasa media hora de la acordada y me hago a la idea de la pérdida de mi propiedad. Aprovecho que el inicio de las clases despeja la concurrida barra para pedirme una menta poleo. Pago y me dirijo a una mesa junto a la puerta, de espaldas, la presencia de Ángel es solo un espejismo.
Debe dar comienzo una de esas clases magistrales o puede que sea víspera de un puente tan esperado que las carreras y gritos anteriores dejan paso a un silencio agradecido y reservado a lugares de buena conducta y corrección.
Si tuviera que elegir mi zona preferida de la facultad, contra la opinión de muchos, nunca sería la cafetería. No soporto las mesas repletas de vasos impregnados en café, las colillas amontonadas en ceniceros huérfanos de limpieza y a los camareros con lamparones de infelicidad temprana......

11 comentarios:

Cristina dijo...

Sin duda la pulcritud no es lo suyo :) Yo de las cafeterías de facultad no soporto que pongan el café en vaso Sacrilégio!!!
Pobre chico...se quedó sin apuntes.

Meme dijo...

¿Y de qué facultad exactamente estamos hablando? No creo que pueda haber una jungla más profunda que en la mía.

la chica de las biscotelas dijo...

los camareros con lamparones de infelicidad temprana......

sencillamente brutal!

Musaraña dijo...

Lo has sabido reflejar con total precisión.

Un reflejo de escenarios universitarios perfecto!

Un beso

Miguel Baquero dijo...

En la cafetería de la Facultad de Derecho de Madrid había, cuando yo era estudiante, un cartel que decía: "Derecho, el único bar del mundo con facultad".

María dijo...

Me has traido recuerdos muy queridos de la época, posiblemente más feliz de mi vida. (Curioso)
Magnífico relato de una vivencia tan real que podría pertenecernos a cualquiera.
Como siempre enriquecedor.
Un abrazo Antonio

Thania dijo...

las cafeterias son para los niños, nosotros somos de pubs.

V de Tierra dijo...

Una facultad es como un pais en miniatura, encuentras de todo y para todos los gustos y/o disgustos!! Yo tampoco eligiria la cafeteria, yo elijo las incomodas bancas donde tuvieron lugar las mejores conversaciones universitarias!! un saludo

Raúl dijo...

Yo era de los que me sacaba mi quinto de cerveza al jardín. Tampoco me gustaba la cafetería de la Uni.

Alís dijo...

Me recordó la cafetería de mi facultad.
Yo he de confesar que pasé la carrera en la cafetería, no porque me gustase especialmente el espacio o el ambiente, pero sí las conversaciones que tenía con mis amigos.

Besos

N Ó M A D A dijo...

Mmmm... yo era más de césped. Ahora que también fui un ratón de biblioteca...