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sábado, 12 de marzo de 2011

Cleptomanía a plazos.

Intenté robar un libro de pequeño. Juan, un anciano que ahora me acompaña en algunas mañanas plácidas de sol liviano, después de un chasquido de lengua, movió la cabeza negando tres veces y a mi me temblaron las manos y dejé el libro en su estantería.

- No merece la pena. Dijo casi sin desviar la atención de un ejemplar que estaba leyendo de pié, junto a una montaña de libros de un autor difícil de pronunciar y mas difícil de leer. Lo tienes aquí, a tu disposición cuantas veces quieras, cada día que quieras. No hace falte que prives a nadie de su presencia.

Así nos reunimos en escapadas de compras los asiduos a nuestra sección. Nos saludan las dependientas, nos damos un golpe de vista y vamos disfrutando de nuestra cleptomanía a plazos. Juan aparece mas de tarde en tarde y el grupo no hace mas que disminuir, obviando a algunos invitados impertinentes de la sección de turismo.
Frente a nosotros, en la sección de videojuegos, las alarmas disparan luces de feria y sonidos a camión de bomberos. Ni levantamos la vista siquiera.
¡Ya les vale no colocar un pantalla para que lo niños disfruten un rato! Comenta una señora a mi lado, que lleva tres meses con el mismo ejemplar.
Igual vive lejos. O igual disfruta cada palabra, cada letra como su marido la vista mirando de reojo el probador de señoras.
Cada uno disfruta como quiere pienso, cuando llega un segurata a la sección de videojuegos, vacía como un puticlub en Corpus.

13 comentarios:

More dijo...

Así es:cada qien disfruta como puede! Yo recordé con esto de Juan, que mi profesor de literatura de 5to año me dijo,algo muy distinto, acerca de un libro: al que presta un libro hay que cortarle una mano,pero al que lo devuelve a que cortarle las dos!! Debe ser por aquello de que un libro es un tesoro.
Besos.

DoggyBob dijo...

Gracias por pasar.

Veo cosas interesantes por aquí, así que dejo un ojo puesto :P

Un saludo.

Anónimo dijo...

Yo si me meto en una librería me tienen que sacar cuando cierran, me pierdo entre libros y el tiempo no cuenta.
Gracias por tu saludo, me gusta lo que veo por tu casa.
Saludos

Mixha Zizek dijo...

Sólo una vez me llevé un libro casi como jugando sin darme cuenta, salí del museo conversando y caundo ya estaba a una cuadra me di cuenta que no lo había cancelado, regresé al momento pero no me dejaron entrar porque no tenía el ticket y pensé que la suerte me llevó a quedarmelo hasta ahora lo tengo un libro de pinturas chinas, besos

SILVIA dijo...

Me gusta esto de la cleptomanía a plazos... ¡me lo apunto!
Un abrazo!!

Raúl dijo...

Yo también me confieso un cleptómano a plazos, Antonio.

Sandra Figueroa dijo...

Hola Antonio. Un gusto leerte. Un libro es un buen amigo. Yo nunca presto mis libros, para mi son tesoros que conservo celosamente. Te dejo un beso, cuidate.

HUMO dijo...

Me encantó!

=) HUMO

Clitemesstra dijo...

Hola gracias por leerme, tu comentario me anima a retomar mi blog, me parece muy interesante tu blog, besos

(te seguí desde el blog de Mixha)

Ka-tica dijo...

Buenisimo, pero creo que esto se ha perdido mucho, para empezar hay cada dia menos librerias, pero que delicioso el placer de la cleptomania en pequeñas dosis =D
A mi me fascina, tiene un saborcito distinto a lo conocido, eso de leer de pie apoyandose primero en el izquierdo, luego en el derecho.
Es todo un arte!
Saludos

Miguel Baquero dijo...

Dentro de los ladrones, el que roba libros es un aristócrata del hurto que igual merece ser perdonado

Carla Kowalski dijo...

Me encanto este relato. Muy original!

Thania dijo...

qué pasa si intentas robarte los vasos de los bares?