No llueve.
No imagino un septiembre sin lluvia, ni una rubia sin labios gruesos y rojos.
Pero no, no llueve. El sol molesta de pesado y las mangas largas de mi armario
comulgan con fe cristiana por una tormenta ventosa y lluviosa. Pero no llueve,
ni una triste nube que regale una sombra bajo mis pies. A mí el sol me gusta.
Tanto, como para pedir asilo en Alaska en agosto. Pero no hay suerte. En el
norte, donde el verde predomina sobre la raza y las calles son tristes como un
blus, limpian su alma con el agua de agosto. Pero aquí, no llueve. Ni tan
siquiera humedecen las flores secas de los balcones las primeras gotas de una
lluvia sanadora y pura. Septiembre sin lluvia es una guerra a muerte de
banderas negras y sucias. La misma que desemboca todas las mañanas en el azul
de este cielo yermo y luminoso.
5 comentarios:
Simple y llanamente genial.
Y descuida, lloverá.
"Septiembre sin lluvia", qué gran título para un libro, cuánto transmite esa imagen. Todo un logro, sí señor
HERMOSO LENGUAJE , UN TIEMPO DE SEPTIEMBRE SIN LLUVIA , BELLA FORMA DE PERCIBIRLO SALUDOS
Septiembre huele a pólvora de las fiestas de los pueblos y sabe a besos precipitados antes de caducarse.
Pero aún puede llover y abombar los toldos de las terrazas que olvidaron ser recogidos, simplemente porque es Septiembre.
Me gustó mucho tu ritmo, como se ceden los versos. Me encantaron las imágenes. te invito a leer mis textos. saludos
www.doloresreina.cl
Publicar un comentario