Seguidores

domingo, 17 de mayo de 2009

Relatos desde un insomnio tardío.

CINE.

Me encanta el cine y no tanto las películas. Si, han oído bien. Me encanta el lugar donde se proyectan durante dos horas de media, imágenes que a veces no logro comprender y otras, ignoro totalmente. Disfruto. A veces me deslizo por el pasillo central sobre la moqueta roja, a ser posible el primero, y elijo mi asiento, sobre la mitad mas o menos. Con las luces encendidas me gusta diseccionar el rostro de los presentes y la urgencia de los retrasados. Antes era muy amigo de Marcelo, el faro; así lo llamaba yo. Guiaba a los que llegaban tarde a sus asientos y a mi me fascinaba ver las caras de la gente entre el haz de luz de su linterna.
Marcelo me contaba que antes, cuando empezó a trabajar, las parejas se situaban al final de la sala, pero yo no distingo si hacen lo que me contaba Marcelo, se les ve muy concentrados en el rectángulo de imágenes. Es un sitio raro y extraño si te fijas detenidamente. Acuden con todo tipo de bolsas repletas de bebidas, comidas o incluso fruta, parece un picnic dominguero. Lo que causa mas revuelo son los sonidos de los móviles, ahí me divierte oír sus gritos y sus caras de enfado. También cambian de estado de ánimo dependiendo de no se muy bien, incluso una tarde durante una canción la gente hacia palmas y llevaba el ritmo. Lo mas curioso es que en una semana no suele repetir nadie, incluso quince días sin ver una cara conocida.
Me encanta el cine y no tanto las películas. Si, han oído bien. Sobre todo cuando encienden las luces y me devuelven al mundo, pisoteando palomitas por el pasillo enmoquetado, de vuelta a mi vida.

ALARIDOS VERDES

¿Crees que merecerá la pena?. Sin duda.
Siempre a mediados de abril, tacho con una equis en mi almanaque de colores el día 24: el día del libro. En mi ciudad, en esa semana, las casetas repletas de palabras huérfanas y
solitarias solicitan por cientos, el amparo de San Jorge.
Me acompañaba I como siempre. Paseábamos dibujando eses de caseta en caseta, leyendo títulos y apostando a perdedor como casi siempre, a la caza de libros raros y portadas extrañas. Tengo la fea costumbre de pasar la palma de mi mano, suave, sobre la tapa de cualquier libro interesante. Abrirlo y aspirar, percibir el olor a papel. Entiendo a veces la cara de estupor del librero de turno.
I me muestra la interminable fila de lectores, a la espera de la firma del Gala de turno y al poeta taciturno en sus pensamientos, solícito de atención.
Cuando llegamos a una editorial independiente, Atlántida, Atara, Atril o algo así, no recuerdo exactamente, pudimos ver sobre un montón de ejemplares, uno que destacaba sobre el resto por el título: Alaridos Verdes. I me miró sorprendida y se dispuso a hojearlo mientras el tipo de la editorial, mostraba al mundo su sorpresa ante la elección de I. Aunque reconozco que quizás fuese la atracción que provoca I al primer golpe de vista, inevitable por otra parte. Contaba con varios poemas sueltos y algún que otro relato, sin ninguna pretensión, lo cual era de agradecer. I me leyó un fragmento ante el deleite del librero, el cual intentaba otear el generoso y bello escote de I.”…. le desesperaba el andar despierto y sinuoso de todo aquel que a su paso, le recordaba su decrépita existencia, como si bajara en solitario al sótano de”. I cortó en seco y al levantar la vista, contempló a nuestro librero, quién sabe en una fantasía hipnótica, imaginable por otra parte, pendiente de todos los movimientos de I. Me miró y la miré, memorizamos una dirección de blog http://oscilacionespendulareas.blogspot.com/.¿ Tu crees que merecerá la pena?. Me preguntaba I mientras soltaba el ejemplar de Alaridos Verdes. Sin duda, le respondí, mientras nos alejábamos sintiendo la mirada lasciva del librero en la espalda de I.
 
GARCÍA

Ocurrió en agosto y si tuviera que dar detalles sobre el día preciso; cometería un error de precisión detestable. Podríamos llamar a ese día miércoles. Ni bueno ni malo. Sí, llamémosle miércoles por tanto. Perdonen mi descortesía, mi nombre es Javier, pero todo el mundo me llama Ronaldo por una camiseta amarillo pollo, copia de la original de Brasil, que llevé puesta casi todo un verano día y noche. Ese miércoles fue el último que estuve con García, mi jefe y sin embargo amigo.
Si pudiera cambiar mi vida en un piss-pass, si llegara a mi vida algo lo suficientemente distinto y atrayente, créeme que lo dejaría todo y comenzaría de cero.
No sé si le llegó. Pero lo que si es cierto es que no le volví a ver, Creí que estaba enfermo. Al tercer día pregunté en la fábrica por él, pero nadie parecía saber nada. Incluso su familia dijo no tener noticias de el desde hacía una semana. Su mujer y sus tres hijos no tenían ni idea de su paradero. A los tres meses tenia nuevo compañero. Hablaba y hablaba. De esos que no se cansan, como si dispusieran de un almacén de palabras interminable.
-¿Tu conociste a un tal García?. Algo he oído de el, le solté de un golpe intentando zanjar el tema, pero el siguió dándole cuerda.
Pues resulta que un contacto mío de dirección de empresa, me contó que lo trincaron en Brasil. Por lo visto el tío tomaba de la empresa dinero, hasta que creyó ser descubierto y se largó. Figúrate, dice mi amigo, la empresa con un desfalco y sin una pista del tío. Total, que contratan a un detective privado para espiar a su familia. Su familia, yo me quede de piedra, si la pobre familia se quedo aquí tragando saliva y suspirando. Pues mira tu que los han trincao en Brasil cuando llegaba la familia a reunirse con él.-¿En serio no conocías a ese tío?.
No, le dije. El García que yo conocía no huiría por 200.000 euros, lo hubiera hecho por un billete a ninguna parte, pensé mientras sonreía por dentro.

13 comentarios:

Elisa dijo...

Tienes razón, a veces es mucho mejor el cine que simplemente la película. tiene un ambiente peculiar y cálido... por eso siempre preferí ir que bajarme las películas.
Y sin embargo... en los últimos tiempos ha perdido parte de su encanto, quizá porque ahora todos los cines son iguales, prefabricados, y una fábrica de sueños no puede en ningún momento ser igual a otras...

Fabiana dijo...

Hermoso tu post!
Le doy la razón a Elisa, el cine hoy no es lo que era antes..
Una de las cosas que mas me molestan es la falta de respeto de la gente hacia los demás con los celulares, las charlas a voz de cuello o las risas que nada tienen que ver con la película.
Creo que es por eso que no voy mas, además de no haber nada realmente original para ver!
Un beso y mil gracias por pasarte por mi blog!

patzarella dijo...

voy con un poco de prisa..., pero te leo más tarde..., gracias por la visita :-)

Unknown dijo...

Me encanta lo que escribes respecto al ritual del cine, es tan cierto.

El 24 de abril yo lo festejo doblemente, a los libros los deberíamos festejar todos los días por sus meras existencias y por ser mi cumpleaños. Qué pena por I que fué revisada con tanto espemero por el librero ése.

Ése García salió de lo más vivito!!!

Gracias por haberme visitado, yo también volveré. Salu2.

Grettel J. Singer dijo...

buenos relatos.
el cien es un arte ya perdida, no es lo que era en otros tiempos... parezco una viejita, pero sí, lo soy. ahora prefiero ver las pelis en mi casa y cuando voy al cine me pongo de pésimo humor. no quiero que nadie se siente en la silla de en frente o en ninguna de mis dos lados.
besos

theunforgiven89 dijo...

Gracias por deternerte un momento en mi blog! A mi también me gusta el tuyo y prometo pasarme...

Con respecto al relato del cine, las salas, a pesar de haber cambiado mucho, siguen teniendo resquicios de lo que eran antiguamente, plasmados en los comportamientos que mantenemos los que frecuentamos esos lugares. Un beso!

theunforgiven89 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
theunforgiven89 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ana dijo...

Buenos díaaaassss.

Sí que llego con retraso, pero así soy yo.

La verdad es que me gusta esa sensación que se respira, sobre todo en los cines antiguos, en el momento en que apagan las luces, y sientes la emoción de los que te rodean

Pero yo lo confieso, me gusta ir al cine, y me gusta ver películas, que puede que me gusten o no, pero es el mejor sitio para verlas.

Creo que iré este fin de semana.

Un besoooo.

Versus Die dijo...

adoro el cine los domingos por la mañana,aunque no haya rostros que analizar :-)

Zayi Hernández dijo...

he leído los tres y los tres tienen su toque, son realmente buenos, pero a mi el que me volvió loca ha sido el primero, creo que es magistral...
besitos.

Anónimo dijo...

debe ser muy divertido ver las caras de la gente en el cine. o ir a un cine antiguo. a mí me da una empatía rara con la gente que está al lado de mí cuando la película es buena. después de reír o llorar juntos durante casi 2 horas, cómo pueden ser desconocidos? es como una complicidad al salir de ese lugar.
por cierto, un parumbo es un ser pequeñito y horripilante. o tal vez es sólo una mentira chiquita. como tú quieras verlo.
:)

maria dijo...

Me he paseado por tus letras, deslizándome por tu pasillo enmoquetado y he pensado que tengo que volver a leerte.
Saludos